28 de noviembre de 2009

Dia de la Madre



Hoy salí de casa cuando no me lo había propuesto. Quería quedarme en la cama para poder estar resguardada de tanto festejo y hombres con flores en las manos por las calles, pero no supe decirle que no a una amiga. En realidad me cuesta decir no de formas sutiles. Y a donde fui? al lugar del que te vi partir con una sonrisa grande y abierta como siempre mostrabas, pero un poquito mentirosa de alegría porque nos estábamos despidiendo. Siempre fuiste muy expresiva, me encantaba verte reír y saludar con la mano en alza. Llevabas una remera amarilla que te dejaba luz en el rostro y un collar hippie que te regalo Bettina en la ultima navidad. Ya partías porque habías cumplido otra función de madre, recibir a tu segunda nieta, acompañar a tu hijo y nuera en el proceso y consolar a otra hija de un desamor, solo vos mamá podías hacer eso. El primer día de la madre que ya no me pertenecía fui no se porque al lugar del que te vi así, por ultima vez, y esa sonrisa grande que se alejaba la tengo grabada como si fuera este sábado. Me envolvió la impotencia por dejarte ir.
Cuando volví a casa Bettina me había mandado un mail, me aconsejo que la mejor forma de homenajearte es seguir siendo buena hija, buena hermana, buena amiga... y truncó mi plan sin querer, no me quedé durmiendo todo el día, sino que me acosté a recordate...
Me hizo acordar de que estabas en todo, con cada partida de tus hijos, que cargabas los bolsos de cacerolas, broches y un mes antes ya nos enseñabas a cocinar, ella y yo algo aprendimos, Ana no se. Fuiste quien nos acompañó a esa aventura que era irse de casa a tocar rocanrol, para estudiar y vivir solos, y me acuerdo que te veíamos partir desde la terminal cuando nos acompañabas ya sea a La Plata, Buenos Aires o Santa Fe, todavía recuerdo cuando sami te contó que se iba a vivir con Cintia y fuiste a CASA TIA a comprar saleros, cubiertos y algunas cosas mas.
De memoria sabemos el cuento de que cruzaste a Chile a caballo con tu amiga Chuni, que tenias 18 años y te fuiste al sur a trabajar de maestra, que tuviste varios novios y amabas tomar sol en la ribera de quilmes. Fue en quilmes donde nos llevabas a pasar los veranos y los cuatro esperábamos ansiosos ir a la casa de la abuela a comer ciruelas amarillas y jugar con esos primos, que no conocíamos pero eran los unicos que teniamos.
A Betu en particular le enseñaste a amar la navidad. Ahora anda loca con ganas de adornar la casa con motivos navideños. Vos te preparabas un mes antes armando coronas, haciendo los ángeles del arbolito, adornando la ventana y esperando que los vecinos te la elogien, a cada uno nos comprabas un regalo y en casa jamas dejo de visitar mama noel. Ahora también me acuerdo que yo estuve para ayudarte la ultima vez que vestiste la casa para navidad.
Como eras maestra, me enseñaste a escribir, y como te gustaba cocinar solías hacerle a Samuel la famosa tarta de manzana. En los picnics de primavera te levantabas temprano para hacerle el mate cocido con leche y ponerlo en un termo para que se lo llevara, y como te gustaba coser, a Ana mas de una vez le hiciste aquellos vestidos bobos que se usaban en la época en que ella iba a bailar.
Nos enseñaste que todos los días se limpiaban los muebles y que cada remera tenia que ser guardada en una bolsita en el placard, nunca pude con eso. A Ana y a mi nos hiciste conocer los Beatles, con sami te cargabas por boca y river, a Bettina mas de 30 veces quisiste enseñarle a tejer. Nunca pudo con eso.
Amabas ser actriz, te metias en los personajes y disfrutabas arriba del escenario como abajo con tus amigas, ya terminada la obra.
Fuiste extraordinaria má, respetaste cualquier decisión que tome. Nos apoyaste, lloraste con nosotros, nos diste el consejo en el momento justo, nos preparaste la casa para cuando íbamos de visita, y fuiste la que entusiasmada se fue de vacaciones con los hijos, con su pareo y su capellina.
Escribiste un libro, Paisaje Mío, lloraste con Paula de Isabel Allende, cumpliste tus 60 con tus 4 hijos y fuiste tan madraza que de a poco te convertiste en abuela...en una que leía cuentos, que tejía las mantillas, que las espero 9 meses entusiasmada y que en cada parto estuvo firme al lado de Cintia dándole animo como solo lo hace una madre, como lo hiciste por ultima vez...
La verdad se trunco mi plan, me acorde de todo y me largue a llorar. Mucha gente me ha dicho que luego del tiempo uno se recupera, que el tiempo cura las heridas, debo decir para lamento mio que ojala fuera así, en realidad el duelo de mi madre esta vivo en mi de acá en adelante, solo cambia el sentimiento del duelo, porque cuando empecé a recordarla, si, me largue a llorar, pero ya no desde el dolor en el estómago y en la garganta, sino desde la emocion y el orgullo que me brinda su recuerdo.

26 de noviembre de 2009

Fin


Grande es ahora la plenitud de esta entrada. Meditabunda voy, con la existencia rozada por los polvos de los desiertos. No hay bienvenida, pero sé que entro al paraje fértil. Se que tendré los balsamos para todas mis heridas. Y que en algun momento abandonaré la carga honda de tu recuerdo. Despues de tantas noches, aún despues de mis entregas y renunciamientos. Ahora al pié del monton increible de mis veinte años, dejame lavarme, para que fresca salga al tiempo, a recorrer mi destino.